Si bien resistido por gran parte de la medicina asistencial, el rol de la auditoria médica,ha mostrado un creciente protagonismo a la luz de una medicina cada vez más sometida a los intereses, por un lado de la industria y por otro de los financiadores.
Como siempre comentamos, el mercado de la salud a diferencia de otros, se caracteriza porque a mayor incorporación de tecnología, mayores son los gastos en que se incurre.
No existiendo ley de oferta y demanda que aplicar, por la presencia del tercer pagador en juego.
Bajo estos términos el equipo de auditoria cada vez más debe nutrirse de conocimientos no sólo en términos contractuales, de legislación, sino de prestaciones en salud cada vez más onerosas y complejas. El rol de interlocutor debe adaptarse entonces al idioma del paciente y sus familiares, del médico asistencial, de la auditoria de la contraparte y de la propia empresa (financiadora o prestadora), en pos de la efectividad de las prestaciones brindadas, a través de la calidad en términos de evidencia, costo beneficio, y satisfacción del cliente como instancia última.
Intervienen varios factores al definir el perfil de la auditoria en cuestión, fundamentalmente la naturaleza del área en que se trabaje. Hoy asistimos a desarrollo de diversas campos dentro de la organización de cada empresa, viendo por ejemplo cómo “prestaciones de alta complejidad”, “internación domiciliaria”, “auditoria en red”, etc. Van dando forma a distintas formas de ejercer la auditoria adaptada a los formatos actuales de cobertura médica en nuestro país.
Sin duda un rol protagónico, cada vez más profesionalizado y multidisciplinario. Ello marca la diferencia a nivel no sólo de los números de gasto en salud, sino de satisfacción del paciente y relación interinstitucional: un adecuado equipo de auditoria médica.